Que alguien me diga

Que alguien me diga que se puede vivir sin tener vocación y que se puede amar sin tener corazón y que se puede pensar sin razón.

Que alguien me diga que esta pausa imparable, interminable e implacable pasará, y acabará al fondo de un cajón como una parte más de una colección de amarguras exhaladas en la noche del vivir.

Deja un comentario